
Con las agrupaciones carnavalescas dando sus primeros pasos en los locales de ensayo con vistas a la Fiesta del Invierno Cálido, José Luis García Cossío llevó su innovador espectáculo en el mundo del carnaval hasta la capital de la Costa del Sol. El Selu. El musical tomó prestado el hogar del carnaval malagueño para tachar su nombre de la de la lista de las ciudades por conquistar.
Se alzó el telón y el ingenioso gaditano, en la piel de El que la lleva la entiende, preguntó que «por qué no iba a hacer un musical una chirigota de Cádiz». Al término de este, los asistentes debieron preguntarse cómo no pudo haberlo hecho antes. Con la música de Javier Galiana de la Rosa, dirigido por el cómico Manu Sánchez y producido por 16 Escalones, el montaje realizó un recorrido por las obras más reconocidas de la trayectoria del que sigue demostrando que, más que interpretarlos, los tipos se viven.
No tardó en irrumpir en escena José María Acosta, que protagonizó varios de los mejores momentos que la chirigota tuvo sobre las tablas. Y es que, de estas, tiene para dar y regalar. ‘El Niño de Malet’ arrancó las carcajadas del respetable de forma incesante, desde Viva la Pepi hasta Ahora es cuando se está bien aquí y, en definitiva, en cada ocurrente coletilla que salía de su boca. Como suele calificarse hoy en día, y con el permiso de ‘El Selu’, el MVP de la cita.

Los lacios y Las verdades del banquero supieron a poco. La risotada amainó por momentos, pero no fue más que algo parecido a ese sol de invierno que precede a una tromba de agua, aunque en estas ocasiones se manifestó en lágrimas de risa. Tras un nuevo cambio de componentes, y es que no pararon de rotar durante toda la noche, el autor gaditano y ‘El Niño de Malet’ regresaron al escenario con Las marujas. Este último, debido a su amor por «el de la bombona», protagonizó el punto álgido del musical hasta el momento. El Cervantes se vino abajo.
Pasado el ecuador de las casi dos horas que duró el espectáculo, la pendiente se fue prolongando cada vez más hacia abajo y ya no hubo quien pudiera frenarlos. Lo que diga mi mujer y Mi suegra como ya dije siguieron incrementando la temperatura hasta que los termómetros estallaron con Si me pongo pesao me lo dices. No les hizo falta alardear de pasodobles ni cuplés, bastó con hacer uso de un popurrí que solo está a la altura de unos que llevan la friolera de 32 años en lo más alto del Carnaval de Cádiz.
El décimo y último disfraz que se cosieron a la piel fue el de la que es considerada como una de las mejores chirigotas de la historia: Los enteraos. Entonaron el pasodoble La gente opina de carnaval, aunque no fue este el protagonista del final, sino “aquí no deberían permitirse / musicales de cachondeo”. Y después de que el Teatro Cervantes, al unísono, compartiera voz con los chirigoteros durante el popurrí, llegó otro de los grandes momentos de la cita con, cómo no, ‘El Niño de Malet’ como protagonista. Apareció en las tablas un Freddie Mercury muy distinto al de la leyenda, aunque el guionista, actor y hasta presentador gaditano demostró estar tocado por la varita y volvió a darle la vuelta al teatro como si de un calcetín se tratase.

Entonces sí, El Selu. El musical llegó a su fin. Todos los chirigoteros se presentaron por primera vez juntos en el escenario. Incentivaron el aplauso de los asistentes en su habitual despedida, y estos le respondieron como tantas y tantas veces lo hizo el Gran Teatro Falla. Con el público en pie, el grupo recibió una ovación cerrada que duró varios minutos y que solo José Luis García Cossío se atrevió a intentar interrumpir —no lo consiguió— agradeciendo el nuevo galardón que el Teatro Cervantes le había entregado: «Este es nuestro premio, por esto llevamos 32 años haciendo carnaval».