Antílopez, durante el concierto de anoche en el Teatro Cervantes. Miriam Jiménez Villena

Sin duda, se puede calificar de sobresaliente el concierto de Antílopez del pasado sábado en el Teatro Cervantes de Málaga. Los de Isla Cristina estuvieron en todo momento jaleados por un público implicado y motivado que logró agotar unas entradas que, con buen criterio, mostraron precios populares (21/16/12/7 euros). No obstante, antes de iniciarse el recital ya sonaban palmas y algún grito evidenciando la expectación que su presencia había provocado. Tras dieciséis canciones y cerca de dos horas en el escenario, los onubenses agradecieron a los asistentes, en éxtasis colectivo y puestos en pie, su apoyo, tiempo e inversión.  

Si bien en grandes festivales el dúo integrado por José Félix López García (1982) y Miguel Ángel Márquez Cáceres (1981) se arropa con una banda más numerosa en una propuesta más eléctrica, para espacios como el Cervantes prefieren una puesta en escena camerística en la que se acompañan únicamente con sus dos guitarras y sus dos voces. Como se pudo comprobar, no les hace falta nada más (ni nada menos) para hacer reír, bailar, reflexionar, cantar y disfrutar al público en un concierto sorpresivo, sorprendente, divertido y de muy buen tono musical. 

Antílopez adoptó este nombre tras combinar el nombre del bóvido y del animal acuático. Poesía, cercanía, sencillez, extravagancia, improvisación, humor, crítica social, simpatía, humildad, emoción, inteligencia, creatividad, incorrección, personalidad, interactuación con el público, canción de autor, música ligada al carnaval, tintes flamencos y otros muchos ingredientes, estilos y referencias se dan cita en su propuesta, definida por ellos mismos como «chiripop absurdo depresivo con catarsis tragicómica». 

Han preferido caminar por el lado independiente de la industria musical ayudados y empujados por el “boca-oreja”, las redes sociales, apariciones en algunos medios de comunicación, comentarios de respaldo y confirmación de diferentes artistas y personalidades y las excelentes referencias que sus directos van sumando. Su último trabajo hasta la fecha, cuarto en su trayectoria, es Mutar fama (Spyro Music, 2021), al que catalogan como «el pitorrito de la olla estrés».

Se presentaron en las tablas del Cervantes compartiendo con los asistentes el cartel de “localidades agotadas” anteriormente indicado. Después, celebraron también en público que Alejando Sanz les sigue en Instagram y anunciaron que su siguiente objetivo es Antonio Banderas. A continuación, Félix y Migue iniciaron el concierto con Mientras y Musa en paro busca poeta, haciendo gala de su calidad vocal, técnica guitarrística y la variedad de estilos a los que harían referencia en la velada. Con Sabor a malta recordaron una noche que aconteció en Málaga y, a través de la subrayada Ser músico, gags incluidos, defendieron y acreditaron su meditada posición en el panorama musical actual.   

Metralla, medida y viaje, acompañada de un sketch dedicado a la familia real, La cobradora del track, tributada a la SGAE, la comprometida Esta canción y La fiebre del lodo continuaron un recorrido que caminó entre risas, palmas, coros y ovaciones. Tras Activíctima se despidieron por primera vez momentáneamente del Cervantes, aunque no llegaron a salir de escena. 

Suerte y la también subrayada Loco me llaman iniciaron los bises tras expresar que el recital estaba siendo para ellos «un gustazo» y «una pasada». También que se lo habían imaginado, aunque se quedaron cortos en sensaciones. Subieron luces en Prefiero y se mostraron reflexivos en la marcada Canción profunda. Destacaron sus voces en Analfanauta y terminaron de entregarse con Vuélcalo to ya con todo el teatro en pie. 

La ovación de gala final evidenció las fantásticas impresiones que Antílopez despertó en su parada en Málaga y el excelente sonido que se disfrutó. Como se ha mencionado, humor, mensaje, poesía, calidad vocal e instrumental, variedad estilística y actitud se combinan en una propuesta para no perderse en vivo la próxima vez o si tienen la ocasión de verlos en otra ciudad o festival.