
Lágrimas de Sangre continuaron tachando éxitos pendientes de la lista de bolos de su último álbum, Armónico desorden (2022), un trabajo en el que mantienen su ecléctica esencia de aunar hip hop, reggae y rock. Los Neidos, Still III, Microbio y compañía recibieron el calor del público malagueño este sábado en la sala Trinchera y le pusieron el broche a una minigira de tres conciertos que les ha llevado por Andalucía antes de volver a cruzar Despeñaperros.
El grupo no consiguió colgar el cartel de sold out, aunque tampoco fue necesario alcanzar un concepto que no deja de ser anecdótico para colmar el recinto de aficionados. Estos, de menos a más, cumplieron las expectativas de los artistas, que se mostraron muy agradecidos en su regreso al ‘refugio sonoro’ de la capital de la Costa del Sol tres años después de su última visita.
El show comenzó con Pan de Lembas, quizás la muestra más representativa del género rock durante la cita, y con Huele, donde LDS realiza toda una declaración de intenciones ante aquellos que sienten ‘nostalgia’ por revivir tiempos pasados —no mejores—. Por si alguno dudó, los catalanes lo dejaron claro en la introducción de Buen viaje, pues «sin saber a dónde van, siempre tienen presente de dónde vienen».

Tras el guiño a Si uno no se rinde (2015), llegó el de Vértigo (2019) con Salsa boloñesa y Chispa y oxígeno, no sin antes pasear tintes latinos con Del chill. Las constantes idas y venidas entre antiguos éxitos mantuvieron al respetable conectado en todo momento con el espectáculo. Porque si Canción para ti aplacó los nervios de más de uno, La gente hizo que la Trinchera cantara al unísono cual Barra Brava en Argentina.
El éxtasis pareció amainar con Bomba de fum y Auge y caída de Tonet Tramontana, aunque Lágrimas de Sangre volvieron a levantar el vuelo con todo un himno que, casi con total probabilidad, algunos repitieron de vuelta a casa: Cuando sale el sol. El grupo comenzó a interactuar con un público que, por momentos, parecía no entender la dinámica del «juego», pero finalmente entregó las armas y dijo adiós a la cordura incluso formando algún pogo.

La banda comenzó a tildar de despedida títulos como Somos nosotros (vida y milagros) y Quemar el mar. Entonces sí, llegó uno de los momentos más esperados de la noche. Sonaron los primeros acordes de Voy a celebrarlo y Lágrimas de Sangre volvieron a hacer honor al cartel que no pocos en la escena le cuelgan, el de referentes de rap underground en el territorio nacional.
Aunque para decir adiós, quizás confirmando algún guiño anteriormente mencionado pero no de forma explícita, los catalanes eligieron ¿Quién manda?, una de las canciones con el sonido más hardcore de Armónico desorden para no dejar títere con cabeza y darles un repaso a aquellos que manejan los hilos. Fue este el motivo por el que nació el rap. Y ellos pueden hacerlo, pues tienen «un micro en la mano y hermanos al lado».