
La malagueña Sala Paris 15 recibió el pasado sábado a Ladilla Rusa en el último concierto de la gira en la que han presentado su segundo disco, Costumbrismo mágico (El Genio Equivocado, 2022), segundo en su carrera. El dúo catalán que integran los vocalistas Tania Lozano y Víctor F. Clares evidenció la fantástica sintonía y cercanía que tienen con el público, altas dosis de energía y una puesta en escena con base en la diversión, el humor y el hedonismo no exenta de mensaje y crítica en un recital de cerca de una hora y media de duración en el que se acompañaron con guitarra, batería, Dj, proyecciones, un buen sonido e iluminación y una notable organización.
Como es bien sabido, estos dos amigos, periodistas musicales, crearon a modo de broma este dúo musical en 2017. Su propuesta, de base festiva, distendida y comprometida, combina elementos del electropop, sonidos del extrarradio de grandes ciudades, la rumba catalana, el techno, el ska, el punk y otros muchos estilos y estéticas aderezados en vivo con citas, recuerdos, reflejos y homenajes a muy diversas canciones, músicos y agrupaciones.
¡Qué ladilla! inició un concierto en el que interpretaron diecisiete canciones. Tras señalar que Málaga es uno de los lugares en los que más veces han actuado y agradecer al público malagueño la fantástica acogida que siempre les han brindado (incluso, la cantante señaló que tiene familia boquerona), cargaron contra el trabajo precario en Todos los días lo mismo y propusieron, al estilo de El Kanka, un brindis colectivo por si acaso todo salía bien. Y así fue.
Antes de celebrar el cumpleaños de Víctor en escena, fue el turno de la hedonista Bebo y la costumbrista y surrealista Macarrones pop. Entre el éxtasis generalizado, llegó uno de los momentos álgidos de la velada gracias a uno de sus grandes éxitos, la magnética Macaulay Culkin. A un metro y medio de ti y Criando malvas sirvieron para mover a los asistentes de un lado a otro del recinto, y Los famosos también para rechazar entre sonrisas la mitomanía.
Continuaron plenos de energía con Conchi coach aludiendo a los nuevos gurús carentes de profundidad y rigor y valoraron y homenajearon el trabajo de las mujeres en el hogar en La puta (M)ama. A continuación, en Princesas criticaron la lectura de muchos cuentos clásicos prefiriéndolas “punkis, borrachas y republicanas”. Después, en Club de petanca se aproximaron a los juegos tradicionales y en Encarni encarnae ubicaron al público un poco más en una fiesta en un polígono.
After party inició una traca final aderezada con banderas arcoíris, respeto a Andalucía y proclamas contra la homofobia y el fascismo. Como cierre y acompañados de Futurachicapop, que actuó de forma previa, no podía faltar Kitt y los coches del pasado, de nuevo entre la algarabía generalizada de una sala, la París 15, diversa en edades e inquietudes. En definitiva, Ladilla Rusa evidenciaron los motivos de su crecimiento y presencia en medios de comunicación y espacios principales de grandes festivales en un concierto en el que la diversión, el humor y el mensaje fueron protagonistas.