Ensayos de 'Heart-Shaped Box'. Daniel Pérez / Factoría Echegaray

El director de escena Cristian Alcaraz y el dramaturgo coruñés Francisco Javier Suárez lanzan en Heart-Shaped Box un alegato a favor de la comunicación entre las personas, una llamada al perdón que tiene como punto de partida un acontecimiento histórico, la guerra de Ruanda, y que pone en escena a cuatro personajes que buscan cómo continuar en el mundo después de esos sangrientos sucesos. Factoría Echegaray estrena el 26 de abril esta nueva producción que protagonizan Ricardo Truchado en el papel del médico que asistió al genocidio y que ha dejado su herencia en un vídeo, Andrés Suárez y Raquel Cruz como sus hijos y Juan Antonio Hidalgo como narrador.

«A partir del relato del padre y de sus vivencias en Ruanda, la obra muestra cómo los universos del resto de personajes se han visto alterados. Tras esa matanza, después de ese dolor y ese pánico, el padre no volverá a ser el mismo, una transformación que se percibe también en el resto de los personajes, sobre todo los hijos. Personas que no se pueden comunicar, que habitan los espacios pero que se dejan llevar por los acontecimientos y que al fin de cuentas están solos», afirma Alcaraz. El escritor y director malagueño emplea un tono intimista, bastante cercano a lo cinematográfico, en el que los intérpretes dicen el texto de una forma muy natural, sin estridencias, en la que «no puede haber mentira».

Heart-Shaped Box habla de cómo un acontecimiento puede transformarnos a todos y también muestra cómo Occidente aplasta y somete al resto del mundo, con ejemplos como los enfoques sobre la ‘realidad’ que transmiten los medios de comunicación o las actitudes de los turistas respecto a las culturas locales. El título de la obra remite a la canción homónima de Nirvana, cuyo líder, Kurt Cobain, se suicidó el día en el que sucedía la tragedia en el país africano. Occidente, recuerda Cristian Alcaraz, prestó mucha más atención al morbo de la muerte del cantante, compositor y guitarrista de la banda grunge que al genocidio de la misma manera que el guantazo de Will Smith se sitúa hoy en día al nivel de la guerra en Ucrania en los informativos.

Cristian Alcaraz es también el diseñador de la escenografía y el vestuario de la pieza, que está iluminada por Visuales Tama, cuenta con el trabajo en los visuales de Tiquismiquis.club y el apoyo de Carmen Vega en la asistencia de dirección. Entre todos han concebido un espacio escénico que huye de la mímesis de los lugares a los que remite el texto, que están representados con símbolos. «En el espacio —recuerda el director— todo confluye, desde un desierto hasta un estudio de grabación, y todos los personajes están siempre en escena. Lo que nos interesaba con esta propuesta era que, además de contar el relato, esas pequeñas historias sobre la incomunicación, el miedo o la muerte, fueran los propios actores, Andrés, Raquel, Juan Antonio y Ricardo, los que estuvieran observando el resto de la escena. No hay bambalinas, y cuando terminan sus intervenciones se ponen a mirar, a beber agua y ven la escena en la que no participan, lo que refuerza la idea de la incomunicación».

Heart-Shaped Box se estrenará en el Teatro Echegaray el próximo 26 de abril y permanecerá en cartel hasta el 7 de mayo. Las entradas están ya a la venta a un precio único de 15 euros con oferta de dos entradas por el precio de una en los pases de martes, miércoles y jueves.