José Sacristán. Jorge Fuembuena / Academia de Cine

Con sus gestos, silencios, posturas y palabras comunica su pasión por contar historias, por ponerse la máscara como cuando se divertía de niño. José Sacristán, que lleva más de sesenta años «jugando con responsabilidad» en cine, teatro y televisión, recibirá el Goya de Honor el próximo 12 de febrero en Les Arts de València. «Mi carrera ha sido el gozo del crío que ha visto cumplido su propósito, el de hacer creer a la gente que era el estudiante, el pregonero, el recluta, el emigrante, el abogado, el médico… y que la gente se lo creyera. Y la suerte de que en todo este recorrido mis mejores amigos y la gente más querida para mí, al margen de mi familia, está en la profesión. Qué más puedo pedir», ha manifestado el actor al conocer la noticia.

La Junta Directiva de la Academia ha decidido otorgar este premio honorífico al veterano y querido actor «por ser un modelo de entrega, pasión, ética y profesionalidad para todos los cineastas jóvenes. Por ser el rostro y la voz del cine español de las últimas seis décadas. Por saber representarnos de forma única en tantos títulos inolvidables que forman parte de nuestra memoria íntima. Y por haber sabido adelantar desde el reflejo que nos ha devuelto en la pantalla algunos de los grandes cambios que hemos vivido en nuestro cine y en nuestra sociedad».

Sacristán, que fue uno de los fundadores de la Academia hace ahora 36 años, confesó que lo primero que pensó cuando le comunicaron el premio fue «en la reunión que en 1985 nos propuso el productor Alfredo Matas y lo que salió de allí y todo lo que hubo que trabajar después. Recordé los comienzos, mis tiempos de vicepresidente, la lucha. Me siento muy orgulloso del punto en el que está ahora la Academia».

La continuidad en el trabajo es el gran éxito de Sacristán (Chinchón, 1937), un profesional con discurso y compromiso político que se siente joven porque tiene curiosidad y conserva esa parte del juego y del trabajo en equipo que es el cine. «Lo de la continuidad me lo enseñó Fernando Fernán-Gómez. Luego, cuantos más reconocimientos y más cosas tengas, mejor, pero lo fundamental es la aprobación o no de mi trabajo por la gente que lo compra». Sabe que la profesión es insegura y reconoce que «sería un miserable si me quejase porque nunca me ha faltado trabajo. En ocasiones, lo que ganaba no era suficiente para cubrir mis obligaciones, pero ese era mi problema. Me lo he currado, pero hay un factor suerte que me ha acompañado. Reconozco y agradezco el privilegio, no se me escapa», subraya.

Sacristán debutó en el cine con Fernando Palacios en La familia y uno más (1965) y, hasta el momento, su última aparición en la gran pantalla es con Fernando Colomo en Cuidado con lo que deseas. Y entre Palacios y Colomo ha participado en más de 125 películas bajo las órdenes de directores como Mario Camus, Roberto Bodegas, Pedro Olea, Gonzalo Suárez, José Luis Garci, Adolfo Aristarain, Pilar Miró, Eloy de la Iglesia, Manuel Gutiérrez Aragón, Pedro Lázaga, Mariano Ozores, Jaime Camino, Gillo Pontecorvo, Pedro Masó, Francisco Regueiro o David Trueba. Una extensa lista a la que se suman nuevas generaciones de cineastas como Javier Rebollo, Pau Durà, José Skaf, Kike Maíllo, Isaki Lacuesta, Carlos Vermut y Bernabé Rico.

El actor ha sido reconocido con el Premio Nacional de Cinematografía, dos Conchas de Plata del Festival de San Sebastián, el Goya al Mejor Actor Protagonista (por El muerto y ser feliz), el Cóndor de Plata de Honor, el Premio Feroz de Honor, la Medalla de Honor del Círculo de Escritores Cinematográficos, la Medalla al Mérito de las Bellas Artes y varios Fotogramas de Plata. El Goya de Honor 2022 está de gira con Señora de rojo sobre fondo gris, obra de teatro que representará hasta junio del próximo año, cuando también tiene en cartera un espectáculo en Mérida. «Mientras la madre naturaleza lo autorice, ahí seguiremos, jugando. Con responsabilidad», precisa.