Amaral, durante su concierto del sábado en el Recinto Ferial Los Nadales. Benalfest

Benalfest volvió a celebrarse con éxito artístico y el público de pie y bailando. Obvio e innecesario en segundo término tan solo un tiempo atrás pero novedoso en la actualidad, quizá sea este el titular con el que podemos resumir la tercera edición del festival de Benalmádena (Málaga) tras su parada de 2020. Por supuesto, aparte de la alegría por la aparente y progresiva vuelta a la normalidad cultural y musical, hubo otros múltiples aspectos a considerar y destacar con respecto a este ciclo, primero en Andalucía que se atreve con este formato tras una pandemia que parece ir menguando de forma progresiva —eso sí, fue obligatorio el uso de mascarillas, se redujo el aforo para evitar aglomeraciones y se reforzó el dispositivo de seguridad—. Así, y además de una cuidada organización, hay que remarcar el buen concierto que, en formato acústico, desarrolló Amaral en un recorrido por su trayectoria y discografía a través de diecinueve canciones.

Estructurado en dos jornadas consecutivas, el Recinto Ferial Los Nadales albergó siete directos y una sesión DJ con marcado carácter local y nacional. No obstante, en la primera de ellas, la del viernes 15 de octubre, actuaron los malagueños Scandinavia y Ziryab, los murcianos Arde Bogotá y los barceloneses Ladilla Rusa. Mientras, el sábado 16 fue el turno de los malagueños Bauer, los madrileños Jack Bisonte, los anteriormente citados Amaral y los también boquerones We Are Not Dj’s. En este último caso, se encargaron de acompañar y hacer bailar a los asistentes hasta bien entrada la madrugada.

Con respecto a la última visita de los zaragozanos Amaral a la capital de la Costa del Sol, tuvo lugar el sábado 21 de diciembre de 2019, fecha en la que actuaron en solitario en el MAC Palacio de Ferias de Málaga. Galardonados en 2010 con el II Premio Nacional de las Músicas Actuales por el Ministerio de Cultura, cuentan con ocho álbumes de estudio: Amaral (Virgin, 1998), Una pequeña parte del mundo (Virgin, 2000), los sobresalientes Estrella de mar (Virgin, 2002) y Pájaros en la cabeza (EMI, 2005), Gato negro-Dragón rojo (Virgin-EMI, 2008), Hacia lo salvaje (Discos Antártida, 2011), Nocturnal (Discos Antártida, 2015) y Salto al color (Sony Music, 2019). A estos trabajos hay que sumarles un recopilatorio, 1998-2008 (EMI-Virgin, 2012), dos DVD en directo, una edición especial y otras producciones.

Como han evidenciado a lo largo y ancho de su trayectoria, y sumados a unas letras cuidadas y profundas, melodías cercanas y envolventes, variados arreglos y una magnética voz, plena en calidad, otro de los puntos fuertes de Amaral son los directos, bajo nuestro criterio uno de los más completos en el campo de las músicas populares urbanas a nivel nacional. Acompañados del habitual All tomorrow’s parties de la Velvet Underground, Eva y Juan se presentaron y saludaron en primer lugar en solitario en el escenario. De esta forma, a dúo con dos guitarras y armónica incluida en el segundo caso, Señales y El universo sobre mí iniciaron un recital íntimo, pausado y de muy buen tono en el que pronto agradecieron volver a contemplar la disposición del público.

De forma progresiva, los otros miembros de la banda fueron sumándose en escena hasta alcanzar el sexteto: el percusionista Alex Moreno se unió en Nuestro tiempo, el bajista Richy Esteban hizo lo propio en Kamikaze y Revolución, la vocalista Laura Rubio en Soledad y el teclista Tomás Virgós en Nocturnal. Por su parte, Juan Aguirre nos ofreció el titular de la noche al comentar el viaje sin retorno que estaba aconteciendo tras la pandemia en un campo, el musical, en el que había que mirar hacia delante y dejar atrás el pasado cercano.

La cercanía del mar tal vez les motivó a incorporar al listado de canciones un buen número de temas con referencias explícitas al mismo: la cantiga medieval Ondas en el mar do Vigo, con texto de Martín Codax, y Mares igual que fueron las dos primeras. Bien alta la mirada y Entre la multitud también evidenciaron la actitud de un público implicado y muy motivado en todo el recital. Tras ellas, Eva repasó y agradeció su labor a todas las personas que trabajaron en torno al concierto y al festival. Al mismo tiempo, subrayó la importancia de la industria musical y de todos sus agentes y protagonistas.

Aguirre y Amaral volvieron a quedarse solos momentáneamente en escena en una bellísima Cómo hablar, a flor de piel, posiblemente el momento más subrayado de la velada. No tardó mucho en regresar la agrupación al completo para enlazar una recta final para la que seleccionaron Al poder, Hacia lo salvaje, Peces de colores, Cuando suba la marea, Salir corriendo y Apareciste de la nada.

En esta ocasión no hubo espacio para los bises: a pesar de la insistencia de los asistentes, el formato festival no lo permitía al haber más actuaciones a continuación. Por ello, Amaral se despidió de Benalmádena recibiendo el aplauso de los presentes en unión con los técnicos en el borde del escenario Cierto es que llamó la atención el número reducido de público: quizá cueste un tanto volver a las inercias de épocas pasadas, la organización tuvo un notable celo en que el aforo fuera reducido o Benalfest coincidió con otras propuestas culturales. Sea como fuere, todos tenemos que trabajar y colaborar en establecer una mirada optimista e implicada al futuro.