
Un año después del lanzamiento de su primer disco en solitario, Carlos Tarque lo presentaba en la Sala Trinchera de nuestra ciudad el pasado jueves de la mano de la Ruta Firestone, itinerario compuesto por una serie de actuaciones que, tras hacer parada en Barcelona, Alicante, Oporto, Santander y Málaga, echará el cierre en la Joy Eslava de Madrid el próximo 21 de noviembre con un cartel compuesto por Bely Basarte, Rayden e Iván Ferreiro.
Recordemos: una vez finalizada la presentación de Delta (2016), M Clan decidieron hacer un alto en el camino y descansar. «A veces es una cosa que hace falta. En este caso lo propuse yo porque quería hacer lo mío. Creo que en cualquier trayecto es bueno tener un poco de aire», nos contaba el cantante por teléfono un día antes de su concierto. Por su parte, Ricardo Ruipérez, guitarrista del grupo murciano, publicará en breve En la distancia corta, álbum que supondrá asimismo su primer lanzamiento por cuenta propia. Y aunque ambos parecen sentirse estupendamente con sus andanzas por separado, no tiene por qué cundir el pánico entre los seguidores de M Clan: está previsto que vuelvan a reunirse el año que viene para preparar una revisión de aquel Sin enchufe (2001) que tantas satisfacciones les otorgó.
Pero volvamos a su cita malagueña, donde el vocalista presentó las canciones de Tarque, un trabajo atiborrado de rock sin ambages que evoca con fruición a Led Zeppelin, Jimi Hendrix, The Black Crowes, Free, Bad Company o Black Sabbath, referentes con los que el músico creció y a los que ahora emula con una puesta en escena parca en lo visual y contundente en lo sonoro: «Estoy terminando la gira con unos músicos brutales y está siendo una experiencia muy potente, sobre todo en directo». Ahí arriba, en el escenario, le acompaña La Asociación del Riff, formación en la que convergen el formidable guitarrista y productor Carlos Raya, el baterista Coki Giménez y el bajista Iván ‘Chapo’ González, experimentados colegas que han compartido tablas con Fito & Fitipaldis, Amaral, Quique González o los propios M Clan.
Interesa, pues, conocer cuál ha sido el progreso del combo en estos últimos meses. Sin embargo, a Tarque la cuestión le parece fuera de lugar: «Es increíble las preguntas que haces. Cualquier proyecto que desarrolles a la hora de tocar en directo sufre una evolución. En este caso sí que creo que ha crecido. La gente que viene a vernos se encuentra con un show de rock tan clásico que ya parece hasta moderno». «¿Por qué te parece increíble la pregunta?», le interpelamos. «Me llamaba la atención el hecho de que… bueno, da igual. Tampoco le vamos a dar vueltas. Sigue con las preguntas».
Con una sala conveniente caldeada y llena hasta la bandera —en los días anteriores se sortearon las 280 entradas dobles disponibles para asistir al concierto—, el grupo se muestra apabullante y poderoso desde el arranque con Ahora y en la hora: «El resumen de toda mi propuesta musical es el directo; la experiencia de poder ir a vernos y comprobar cómo funcionamos, cómo sonamos». Además de interpretar las diez canciones que componen el álbum, la banda completó el temario echando mano al repertorio de M Clan (Se hizo de noche, Perdido en la ciudad, Calle sin luz, Miedo) y lustrosas versiones de los Beatles (Come together) o Cactus, de los que rescataron un Evil aquí adaptado al castellano como Peligro. «El rock no es una música muy comercial ahora mismo», precisa Tarque. Pero qué más da: es complicado que esto del rock’n’roll decline y desparezca con noches como la del jueves en La Trinchera. Neil Young llevaba razón.