Fred Wesley, durante su actuación de anoche en La Cochera Cabaret. Francisco J. Fernández

Él mismo lo reconocía con algo de socarronería tras presentar al baterista Tony Match y al teclista Leonardo Corradi: «Y yo, bueno, soy una leyenda, ya sabéis». Lo sabemos. El trombonista estadounidense Fred Wesley (Georgia, 1943) estuvo vinculado a James Brown en los años sesenta y principios de los setenta para asociarse luego, ya a partir de 1975, con George Clinton en dos colectivos fundamentales de la música funk: Parliament y Funkadelic. En 1980, y tras abandonar la orquesta de Count Basie, edita su primer trabajo en solitario, To someone, al que le seguirían New friends (1990) y Comme ci comme ca (1991). Desde entonces ha seguido publicando discos, tocando junto a colegas como Pee Wee Ellis, los JB Horns o Maceo Parker —al que en la actuación de ayer reconoció como hermano— y desarrollando una significativa faceta de compositor, arreglista y productor para Ray Charles, Randy Crawford, Barry White o Van Morrison. En 1996 formaría su propia banda, The Fred Wesley Group, y en 2002 llegarían sus memorias bajo el título Hit me, Fred: Recollections of a sideman.

Hace unos años coincidió y entabló amistad con Corradi y Match, con los que poco después comenzaría a ofrecer conciertos bajo el nombre de Generations, denominación con la que regresaban anoche a La Cochera Cabaret tras su memorable visita de 2017. La de ayer también quedará en el recuerdo de los asistentes, no lo duden: Wesley prendió fuego al primer jueves primaveral de la temporada invocando, con gestos, voz y trombón, a Wes Montgomery, Jimmy Smith, Duke Ellington o Ann Cole. El trío delineó una ruta nocturna empapada de soul, blues y funk entre vítores y bailoteos de un público que fue de menos a más, mucho más. A ver quién nos quita ahora estas ganas de verbenear.