
Ya era hora: Bob Dylan ofrecerá el año que viene ocho conciertos en nuestro país, y uno de ellos tendrá lugar en Fuengirola dentro del Marenostrum Castle Music Park, evento que hasta el momento ha confirmado también la presencia de Manuel Carrasco (17 de mayo), Leiva (8 de junio), Rod Stewart (3 de julio), Izal (3 de agosto) y la celebración del festival Rock The Coast. El legendario músico —y polémico premio Nobel de Literatura en 2017— recalará en la ladera del Castillo Sohail el sábado 4 de mayo tras inaugurar su gira española el 25 de abril en Pamplona y proseguir un día después en Bilbao, el 28 en Gijón y el 29 en Santiago de Compostela. Ya en mayo, además de su cita en tierras malacitanas, se dejará ver en Sevilla (día 3), Murcia (día 5) y Valencia (día 7). Las entradas se pondrán a la venta en www.riffmusic.es el próximo viernes 28 de diciembre a partir de las once de la mañana.
Estas actuaciones, como ya ocurriera el pasado año en su tour por Salamanca, Madrid y Barcelona, estarán cimentadas en la combinación de piezas fundamentales y contorsionadas de su repertorio junto a otras que recuperan y reivindican con melancolía «un tiempo perdido»; tarea, la de hurgar en el pasado, en la que el de Duluth viene insistiendo en el último lustro a través de Shadows in the night, Fallen angels y Triplicate, discos por donde pasean los sustanciales espíritus de Frank Sinatra, Louis Armstrong, Billie Holiday, Glenn Miller, Sarah Vaughan o Judy Garland. Todos ellos interpretaron de manera habitual parte del cancionero estadounidense comúnmente conocido como The Great American Songbook, el inmenso catálogo de composiciones elaboradas entre 1920 y 1960 por Irving Berlin, George Gershwin, Hoagy Carmichael o Cole Porter, ilustres integrantes de aquel irrepetible y abundante dream team neoyorquino que supuso el Tin Pan Alley.
Dylan, de 77 años, no pisa Málaga desde el 17 de abril de 1999, fecha en la que su Never Ending Tour aterrizó en la Plaza de Toros de La Malagueta en una noche que dio comienzo con el Friend of the Devil de Grateful Dead y se despidió con la revisión del Not fade away de los Crickets. Entremedias sonaron un puñado de clásicos (I want you, Highway 61 revisited, I shall be released o Blowin’ in the wind) y temas pertenecientes al por aquel entonces reciente Time out of mind (1997), álbum que significó el comienzo de un nuevo periodo áureo en su dilatada carrera. Andrés Calamaro, que el día antes editaba el monumental Honestidad brutal, ejerció de telonero en una velada, ya ven, para el recuerdo.