José Carra y Ernesto Aurignac, en la sala The Hall. Amor Casado

La pasada semana estuvimos en The Hall, una de las salas de conciertos de Málaga que, a pesar de la debacle y caída de la mayoría de los locales de estas características, se mantiene férrea y al pie del cañón cada fin de semana con una programación tan variopinta en géneros como el tipo de público que asiste a ella.

Situada en Héroe de Sostoa, esta polivalente sala lleva ya muchos años ofreciendo un sinfín de actuaciones y eventos culturales, como pueden ser obras de teatro o diversos recitales. Sin embargo, The Hall toma ahora otro sentido e importancia, cargándose a sus espaldas la responsabilidad de ser uno de los pocos locales casuales de música en directo que quedan en nuestra ciudad y que absorben una gran parte de la agenda, tomando el relevo casi total de algunos emplazamientos que se quedaron en el camino como, por ejemplo, el Clarence Jazz Club. 

The Hall es ese lugar íntimo en el que refugiarte gracias a su lúgubre, acogedor y pequeño escenario reservado, sobre todo, a espectáculos de jazz y de cantautores; pero también es ese otro gran escenario con el que cuentan a la derecha del recinto, que suele recoger conciertos de mayor envergadura con los que poder revivir tu lado más vital.

En nuestro caso fuimos a ver a José Carra y Ernesto Aurignac, dúo de jazz con una gran química y espontaneidad que ofrece en sus conciertos algo más que el virtuosismo que los caracteriza, llegando a convertir la sala en un espacio con una sensación de clímax y familiaridad difícil de conseguir. Es sorprendente el gran aforo con el que cuenta su sección ‘pequeña’, y asombra más aún el lleno que ésta tuvo, amontonando incluso gente en la barra fruto del buen ambiente que se logró.

Da igual que tengas la intención de asistir a un concierto de forma firme o que simplemente quieras tomarte una cerveza un día cualquiera mientras disfrutas de buena música en directo: The Hall permite eso y más a través de la excelente y variada programación que ofrece todas las semanas y la atmósfera tan natural y desenfadada que allí se respira.