Casi 40, dirigida por David Trueba, y Sergio & Serguéi, del cubano Ernesto Daranas Serrano, competirán en la sección oficial del 21 Festival de Málaga, que tendrá lugar del 13 al 22 de abril. Una edición a la que hay que sumar la presencia, junto a nombres de peso como Guillermo del Toro o Juan Antonio Bayona, del actor Ron Perlman (Drive, El nombre de la rosa, Hellboy), que recalará en el certamen como parte del elenco de Sergio & Serguéi.

Protagonizada por Lucía Jiménez, Fernando Ramallo, Carolina África y Vito SanzCasi 40, con guion del propio Trueba, relata el reencuentro entre dos amigos de juventud gracias a una modesta gira de conciertos. Él, que sobrevive como vendedor de productos cosméticos, pretende relanzar la carrera musical de quien fue su amor de adolescencia. Por su parte, Sergio & Serguéi, de Ernesto Daranas —ganador hace unos años en la extinta sección Territorio Latinoamericano con Conducta—, narra la relación que establecen en 1991 el cubano Sergio, radioaficionado y profesor de las teorías marxistas, y Serguéi, cosmonauta soviético prácticamente olvidado en la averiada estación orbital Mir.

Vuelve la animación 

Regresa al Festival de Málaga la sección Animazine, que ofrecerá cortometrajes de animación y contará con representación dentro de la sección oficial gracias al largometraje Memorias de un hombre en pijama, filme de Carlos Fernández de Vigo basado en la novela gráfica de Paco Roca. La cinta, que combina animación e imagen real, incluye música de Love of Lesbian y cuenta en su reparto con Raúl Arévalo, María Castro y las voces de Manuel Manquiña, Santi Balmes, Julián Saldarriaga, Jordi Brunet, Tacho González y Elena S. Sánchez. Memorias de un hombre en pijama es la historia de Paco, un cuarentón soltero empedernido que en la plenitud de su vida consigue su sueño infantil: trabajar desde casa y en pijama. Pero cuando creía haber encontrado la felicidad sin cortapisas irrumpe en su vida Jilguero, la chica de la que se enamora y que tendrá que luchar por permanecer al lado de un hombre cuyo máximo objetivo vital, cercano al de Oblómov, es quedarse en casa ataviado con su pijama.