Manuel Carrasco, durante su actuación en San Fernando el pasado viernes.

Uno de los tópicos que suelen emplearse con asiduidad y del que muchos huimos para referirse a la actitud de entrega, motivación y capacidad de transmisión de un artista en un concierto es el que indica que lo dio todo en el escenario. Intentaremos no caer en él, aunque, en este caso, pueda servir para definir el recital de Manuel Carrasco del pasado sábado en un Estadio de Atletismo de Málaga que lucía un bellísimo lleno. En sus más de dos horas y media de duración, el público también respondió ante la propuesta de veinticinco temas, luces, imágenes y emociones propuestas por el onubense. 

Sin hacer demasiado ruido ni copar los titulares, el lugar y el espacio que, más tras lo visto-oído, merece, Manuel Carrasco (1981) ha regresado a la carretera para retomar su gira La cruz del mapa – Hay que vivir el momento. Como apuntamos, el de Isla Cristina llenó a rebosar este espacio de la capital de la Costa del Sol y congregó a 27.500 espectadores que agotaron las localidades tiempo atrás. A la tercera fue la vencida, y nunca mejor dicho, ya que el concierto iba a realizarse en primer lugar el 11 de junio de 2020. Por razones obvias, se tuvo que trasladar al 5 de junio de 2021 y, a continuación, a la fecha que nos ocupa. 

No obstante, se trata del recital más multitudinario que se ha celebrado en Málaga en una década. Lo repetimos: Manuel es el artista que ha protagonizado el concierto que más personas ha congregado a orillas del mar de Alborán en diez años. 

Como es bien conocido, Carrasco participó en la segunda edición de Operación Triunfo (2002), concurso en el que quedó en segundo lugar. Sin duda, le sirvió para darse a conocer ante el gran público, aunque también quizá para descubrir que su carrera no debía centrarse en interpretar canciones de otros, circunstancia lícita y muy respetable, dicho sea de paso, sino en edificar una propuesta personal que partiera y se basara en sus propias producciones y aportaciones. 

En los ocho álbumes que ha publicado hasta el momento, editados en primer lugar en Vale Music y, a continuación, en la multinacional Universal Music Spain —el último es La cruz del mapa, de 2018—, ha evidenciado una propuesta musical en la que parte del pop con algunos acercamientos flamencos. Humilde, carismático, tímido y consciente de dónde viene, Carrasco prefiere expresarse en sus grabaciones en tiempos lentos y medios a través de melodías y arreglos sencillos, cercanos y envolventes y tal vez brindar el protagonismo a las letras. En ellas tiene como temas principales el amor, las emociones, el aprendizaje y la superación personal. Así, se centra y aborda múltiples situaciones de la vida en las que intenta subrayar los aspectos positivos y extraer y ofrecer un mensaje optimista de las mismas gracias a una voz cercana, atractiva y amable. 

El Premio Ondas al mejor espectáculo musical por su concierto en el Estadio Olímpico de Sevilla en 2016 y el Premio Odeón 2020 al mejor directo ya nos indicaban de forma previa la línea del recital que se iba a disfrutar en Málaga. Como indicamos, el público también participó en gran medida en generar el ambiente de fiesta que se vivió, ya que se sucedieron olas, vítores y cánticos de ánimo antes de su inicio tanto en la pista como en la grada, muy implicada toda la velada. 

Carrasco y su sexteto acompañante (dos guitarras, bajo, batería, teclados y saxofón-fliscorno…) iniciaron el concierto con Hay que vivir el momento, una declaración de intenciones. En Tambores de guerra y Aprieta evidenció que no es lo suyo estar parado en el escenario y comenzó a recorrerlo de punta a punta jaleando a los asistentes. Saludó en ese momento a los presentes, subrayando su conocimiento en profundidad de Málaga y evidenciando que esta no era una cita cualquiera en su calendario. 

Tras Los primeros días, tomó también la guitarra. Te busco en las estrellas, Mujer de mil batallas, Déjame ser y Sabrás, muy coreada y aplaudida, continuaron ampliando el tono positivo planteado y cerraron una primera sección que mostró un buen sonido general.  

Se quedó solo con la guitarra, recordó sus orígenes y se aproximó a la música de carnaval gracias a Soy afortunado. También homenajeó a Los Delinqüentes con El aire de la calle. Pronto regresaron sus músicos para continuar el recorrido en Te busco en las estrellas y Ya no

Encendió todas las luces de los móviles con No dejes de soñar, uno de los instantes más bellos de la noche. También subió al escenario a un niño que portaba un cartel en el que se podía leer que quería hacerse una foto con él. Deseo cumplido. Yo quiero vivir y Prisión esperanza, en este caso en el teclado, concluyeron otro apartado tras el que cayó un gran telón y el directo se detuvo un tiempo. Mientras, la grada continuaba disfrutando con nuevas olas. 

En la recta final, Me dijeron de pequeño, Fue y la subrayada Uno x uno destacaron también antes del primer adiós. Presentó entonces a su agrupación, cogió de nuevo la guitarra y dedicó a Málaga una excelente y trabajada parada flamenca entre la catarsis general en la que tuvieron reflejo Antonio Banderas, Chiquito de la Calzada, Picasso, los espetos de El Palo, el Cautivo y hasta la final de la Champions League, que se jugaba al mismo tiempo. También agradeció su  labor en esta gran producción a todos los trabajadores implicados en la fantástica organización del recital.

Aún quedaban dos canciones, En el bar de los pesares y Qué bonito es querer. Esta vez sí, con ellas el onubense se despidió de un Estadio de Atletismo que le premió, de nuevo, con una intensa ovación, pese a que el concierto pareció un tanto discontinuo en ocasiones y mostró un exceso de azúcar en algunos instantes. Manuel Carrasco sumó un nuevo triunfo, batió otro récord, se entregó en cuerpo y alma y derrochó actitud y energía positiva en una muy buena puesta en escena. Tendrá que pensar en un espacio más grande para su próxima parada en Málaga.