'L'Évadé', una de las piezas incluidas en la exposición.

Figura clave del dadaísmo y el surrealismo en las primeras décadas del siglo XX, el artista alemán Max Ernst (1891-1976) experimentó con diversos géneros (pintura, collage, grabado, escultura) a través de un lenguaje plástico que combinó la representación realista tradicional con formas de creación alternativas y revolucionarias. En el verano de 1925 aparecía su primer frottage, dibujo semiautomático en el que, frotando con lápiz o carboncillo sobre un papel dispuesto en un material con textura, lograba efectos e imágenes inesperados y fortuitos que surgían por azar. El artista se limitaba así a la mera observación del resultado, convirtiéndolo, según palabras del propio Ernst, en espectador del nacimiento de sus obras.

Publicado en París en el año 1926 por la galerista Jeanne Bucher, el portfolio Historia natural incluye treinta y cuatro fototipias procedentes de la Colección José María Jiménez-Alfaro que reproducen frottages que Max Ernst realizó sobre superficies como tablones de madera, cordeles o una malla metálica. Las imágenes aquí recogidas tienen la apariencia de ilustraciones de un tratado científico, pero el trabajo de Ernst transforma el resultado, fruto del subconsciente, en objetos, criaturas y paisajes extraños que convierten el libro en un inquietante repertorio de especies surrealistas situado en la frontera entre la realidad y la imaginación.

La exposición, que se inaugura el próximo viernes 14 de junio, podrá visitarse en la Sala Noble del Museo Carmen Thyssen hasta el 13 de octubre.