Ana Castillo ofrece un espacio donde repasar cómo sus experiencias identitarias han ido dando forma a una propuesta artística con lienzos y textiles. Alienza Francesa de Málaga

La Alianza Francesa de Málaga presenta la exposición Traverser-lier-assembler, de la artista franco-española Ana Castillo. En la muestra, Castillo explora su biografía y las diversas capas de su identidad a través de su pintura contemporánea. Además de retratar la estética de la Gen Z, Ana rompe los convencionalismos trabajando en el textil con su trabajo artístico: por un lado, por una cuestión de upcycling; por otro, trabajando sobre tapetes y mantelitos de estilo andaluz, recuperando la memoria de su infancia en Granada, impresa en su crecimiento, junto a sus vivencias en Francia, Alemania o Grecia.

La artista propone de esta forma un espacio donde repasar cómo sus experiencias identitarias han ido dando forma a una propuesta artística con lienzos y textiles, así como ilustraciones de su visión del mundo y de esta generación, dividida en bloques cromáticos de colores vivos y formando composiciones híbridas de materiales y contenidos. «Mi enfoque se aproxima a mi entorno inmediato, encuentro ahora más inspiración en mis propias fotografías, me he ido apartando poco a poco de los temas previos influenciados por las redes sociales», declaraba Castillo en cuanto al origen de algunas de sus creaciones más recientes. De esta forma, la Alianza Francesa presenta una exposición acogiendo a una representante de la escena artística actual que supone una retrospectiva de la experiencia vital artística y personal contemporánea.

«Traverser-lier-assembler (travesía-montaje-conexión) me parecía el título perfecto para la exposición, pues son tres términos coherentes con la doble nacionalidad, el apego y las raíces, pero al mismo tiempo cuentan una historia sobre el tiempo en relación con la producción de estas obras», explica Ana Castillo en cuanto a las motivaciones para realizar esta exposición en este momento. La artista ha realizado un ejercicio de descomprensión de su archivo artístico de la última década para pararse y reencuadrar su propio marco contemporáneo ad hoc para la sala de exposiciones de la Alianza Francesa de Málaga. Para ello, plantea un recorrido por su obra a través de distinto bloques que podríamos identificar de forma cromática.

En estos bloques nos encontraremos con retratos de figuras destacadas que Castillo se ha ido cruzando a lo largo de la última década en las diversas escenas artísticas del underground en lugares como Paris, Leipzig, Cape Town o incluso Málaga. A través de sus pinturas la artista sitúa a estos personajes en escenas utópicas y hedonistas donde el color ofrece un significado de acuerdo con los lenguajes visuales de la generación Z. Considera que sus pinturas de retratos están terminadas cuando la mirada de sus protagonistas es convincente para ella. La artista nos dirige de esta forma a una reflexión sobre una generación que busca en códigos estéticos previos su propia identidad o incluso proponen reusarlos para apropiársela, como si de alguna forma la cuestión de upcycling (reciclado de ropa) fuese insigne de los Gen Z.

A través de lienzos desmontados de sus propios bastidores y anclados a la pared, se pone de manifiesto el cambio de gravedad para una generación cuyas estructuras y soportes están en constante coerción. Ana Castillo se sirve de sus acercamientos a la cultura techno de la rave, la fiesta hardcore, la mélange fashionista actual y, en definitiva, una estética muy específica que referencia a los espacios de ocio/subversión en los nuevos escenarios hedonistas que suponen hoy en día, por el mero hecho de transcurrir fuera del ámbito tecnológico y tener una presencia física, un revulsivo social.

Retratos realizados en Alemania, encuentros en la Costa de Sol, momentos en el Pimpi Florida de su residencia en Málaga durante tres años, compañeros de residencias artísticas en diversos puntos europeos conviven con una fusión del encuentro entre la cultura francesa y la española en las que la artista ironiza sobre estereotipos de ambos para, precisamente, destruirlos. No sólo encontramos fragmentos y recortes en algunas de las composiciones expuestas: hay intervención sobre el denim, el textil, el cuero o pequeñas alfombras de pelo sintético, algunas de ellas participantes en una performance en la Fashion Week de Paris hace algunos años.

Elementos de una infancia en el pueblo

Pero, además, y deteniéndose sobre su propia biografía, Ana introduce en esta muestra elementos de su infancia: pequeños mantelitos y tapetes que estaban en casa de su abuela en Ácula, localidad y pedanía perteneciente al municipio de Ventas de Huelma, en la provincia de Granada.

La artista muestra una mesa camilla de un tamaño peculiar donde conviven distintos tapetes y mantelitos comprados en mercados de segunda mano en Atenas, donde reside actualmente y donde reconoce su esencia mediterránea, como lo hace en las presentes en cintas de colores que recuerdan a los de los sombreros de los verdiales, así como al tradicional juego de las cintas al que la artista jugaba en las ferias del municipio granadino. En ellos, pinta paisajes contemporáneos, grafitis y artistas griegos; o los cose a una gorra ya intervenida pictóricamente dando forma a un nuevo accesorio híbrido de identidad y forma (la gorra-mantilla). Escenas que plasma también sobre un abanico, un bolso y otros elementos de moda a los que no sólo proporciona una nueva vida: los somete a una cápsula del tiempo invertido para viajar al pasado y colaborar con las mujeres que crearon estos ítems de artesanía andaluza tradicional, que viven en la retina de su infancia, y a los que ella les otorga una nueva suerte de futuro en un espacio contemporáneo para poner en valor la unión de culturas.

En la muestra oscilamos entre un viaje por la biografía de Castillo, atravesada por las culturas de los territorios que han formado parte de su vida, pero también uno que estimula los sentidos del espectador que mira unas obras que suenan a Burial, Aphex Twin u Oklou, una escena alternativa aparentemente alejada pero que comparte los cimientos del costumbrismo andaluz, tan cercanos y presentes en su futuro.

Sullivan Benetier, director de Alianza Francesa de Málaga, ha aprovechado en la presentación de la exposición para recordar que esta actividad esto marca el comienzo del programa cultural del espacio galo: «Además de seguir ofreciendo una oferta de formación en francés competente y abalada por el Ministerio de Cultura Francés, a lo largo de los próximos meses vamos a realizar talleres sobre ecorresponsabilidad, talleres infantiles y lúdicos para asistir en familia, encuentros culturales e intercambios de idiomas, charlas sobre feminismo o actividades relacionadas con el deporte y la celebración de los Juegos Olímpicos este año en París», ha explicado. Este programa alcanzará su punto más alto en octubre con la celebración del 30 aniversario del Festival de Cine Francés de Málaga, que se convertirá una de las citas más especiales de la historia de la Alianza Francesa en Málaga.


Ana Castillo. Traverser-lier-assembler
Alianza Francesa de Málaga
Del 1 de febrero al 7 de abril de 2024
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