Los malagueños Lord Malvo. MCruz Pedregal

Toca hoy presentar y atender a Lord Malvo, formación malagueña compuesta por Adrián Gámiz (guitarra y voz), Mario Muñoz (bajo y voz), Amador Casado (batería) y Adrián Romero (teclado, guitarra y voz) que el pasado mes de octubre editaba su primer EP, Aamama, un trabajo grabado en el estudio Green Cross de Málaga. La banda tenía que haber actuado en abril en la sala Velvet y el pasado fin de semana en The Hall junto a Balanceo, pero ambos conciertos tuvieron que suspenderse hasta nuevo aviso debido a la pandemia. Quedamos con ellos, pantalla mediante, para hablar de sus comienzos, del camino recorrido hasta el momento y de los planes de cara a una futura normalidad en la que podremos volver a disfrutar de las canciones del grupo entre saltos, gritos y alguna que otra cerveza salpicándonos. Aún falta, pero ya queda menos.

¿Os conocíais antes de formar el grupo?

Adrián Gámiz: Yo a Mario sí lo conocía, era amigo suyo desde hace ya tiempo. Al principio iniciamos el grupo con otro colega mío. A Adri (Romero) y a Amador los conocimos a medida que el grupo iba avanzando. Nosotros necesitábamos a más gente y coincidí con ellos durante las clases de técnico de sonido. Nos hacía falta un batería, así que le propuse a Amador unirse. Y Adri empezó produciéndonos las canciones y al final lo enrolamos para que tocara la guitarra y el teclado.

Amador: Sí, básicamente es lo que ha dicho Adrián. Lo conocí en las clases de técnico de sonido y me dijo que me fuera con ellos a probar. Y aquí estamos.

Comenzasteis como un cuarteto, luego pasasteis a ser un trío y actualmente la banda cuenta de nuevo con cuatro miembros tras la incorporación de Adrián Romero, que tiene también un proyecto paralelo, Nonak.

Adrián Romero: Sí, nos conocimos en las clases de técnico de sonido. Empecé produciendo sus canciones y luego me metí en un concierto con ellos porque hacía falta.

Mario: Esa misma noche se lo ofrecimos y él dijo que por supuesto que sí.

Adrián Gámiz: Eso fue una noche que Amador tenía un concierto con otro grupo. No teníamos batería, y como Adrián es multiinstrumentista le dijimos si quería tocar ese día con nosotros. Y esa misma noche, como dice Mario, le dijimos si se quería venir a tocar con nosotros el teclado.

Adrián Romero: Poco a poco me lo fueron soltando.

Amador: Empecé yo, porque me solía tomar con él todas las mañanas un café mientras estudiábamos y de vez en cuando le soltaba algo como «vente, vente».

No sé si a todos os gusta el mismo tipo de música. 

Adrián Gámiz: No, de hecho venimos todos de un background súper diferente. Mario y yo sí escuchamos muchos grupos españoles como Mujeres, Los Nastys o Cupido, toda esa remesa. Pero Amador, por ejemplo, venía totalmente del metal.

Amador: Yo vengo de estar tocando en un grupo de metal, y sigo con ellos. Es verdad que a la hora de componer a veces decimos «Amador, relax».

Adrián Gámiz: Claro. Es lo que muchas veces decimos, que Amador está overqualified para la música que nosotros hacemos porque le da demasiado duro. Adrián también venía de otro background, de un rock más clásico, de grupos más ingleses y estadounidenses. Pero bueno, ya llevamos un tiempo juntos y sabemos hacia donde queremos tirar, aunque muchas veces cada uno aporta un punto de vista diferente.

Amador: En caso de que haya disputas se vota democráticamente y listo.

Adrián Romero: Somos cuatro. No ayuda.

Amador: Pero la mayoría de las veces solemos estar de acuerdo.

Adrián Gámiz: Mario y yo, cuando empezamos, teníamos claro que queríamos seguir la hondonada de los grupos alternativos que han surgido a raíz de bandas como Carolina Durante. Nosotros veníamos de eso. Somos muy fans de toda esa corriente y queríamos seguir por ahí.

Mario: Aunque vengamos de eso, yo, al menos, no es desde hace tanto tiempo. De hecho, en mi adolescencia apenas escuchaba rock clásico. Tiraba más por el R’n’B o el hip hop. A partir de conocer a Adrián Gámiz sí fui tirando más hacia ese tema. Aunque ahora sí nos gusta la misma música, es verdad que venimos de dos cosas completamente distintas.

¿Y cómo os la arregláis para componer con influencias tan dispares?

Adrián Gámiz: El proceso de composición es tan orgánico como que quien tiene una idea la lleva al ensayo y la trabajamos juntos.

Amador: A veces las canciones vienen más preparadas. Por ejemplo, lo último que compuso Adrián Romero venía ya con la batería que quería llevar. Adrián Gámiz vino también con una idea que estamos desarrollando, me trajo el riff de guitarra y entre todos conseguimos sacar la batería, el bajo, cambiamos algunos de los acordes y creo que conseguimos sacarle un estribillo. Uno trae la idea y todo el grupo la desarrolla.

Adrián Gámiz: En el EP que hemos sacado, la canción Aamama la compuso íntegramente Mario. Lo tenía ya todo: teclados, guitarra, letra. Sin embargo del otro tema, La ciudad, la melodía la traía Mario y luego sacamos la letra y la batería en conjunto.

Amador: Incluso cuando ya está la idea desarrollada, a lo mejor cojo y me equivoco y esa equivocación acaba en el EP.

Mario: Una cosa que sobre todo nos pasaba al principio, y que yo creo que nos gustaba mucho aunque no se debería hacer así, era que conforme estábamos grabando se nos ocurrían muchísimas cosas. En ese momento éramos también muy creativos. Pero con el último EP, que hemos grabado en dos días en un estudio y nos ha costado dinero, tuvimos que fijar muchas cosas. Y aunque en el estudio es verdad que al final siempre hay decisiones que tienes que hacer en ese momento, fue mucho más limitado.

¿Cómo os definirías musicalmente si tuvierais que presentaros?

Adrián Gámiz: Nos escuchó un muchacho de La Opinión de Málaga y nos definió con una etiqueta que a nosotros nunca se nos había ocurrido: entre garage-pop y vaporwave.

Adrián Romero: Realmente no tiene sentido.

Mario: Pero lo compramos, la verdad.

Adrián Gámiz: Parece una cosa «rimbombante» y tal, pero tiene sentido. Lo de garage, realmente, viene por estos grupos tan guitarreros que a nosotros nos gustan. Y lo de vaporwave viene de los sintetizadores que metemos, de la profundidad esa que le mete muchas veces Adri a nuestras canciones.

Amador: El pre-estribillo de La ciudad es súper aéreo.

Mario: La descripción esta nos viene muy bien, sobre todo porque en Aamama creemos que hemos sabido sintetizar mejor esas dos cosas. Es una canción muy garage pero que a la vez tiene un sinte que es súper brillante, que es totalmente Cariño. Estamos contentos de haber conseguido eso.

He hecho una apuesta conmigo mismo que tiene que ver con el nombre del grupo. ¿Puede que sea por el personaje que interpreta Billy Bob Thornton en la serie Fargo?

Mario: Sí, sí. Me acuerdo perfectamente del día que lo hablamos. Estaba yendo a la facultad y tenía clases por la tarde. Hablaba con Adri de nombres y tal. Hay un grupo llamado Malva que salió en un programa de estos de talentos, y el nombre me parecía que estaba guay. Y de ahí empezó la cosa a derivar y al final salió Lord Malvo. En un principio pensamos en hacer una canción que se llamara así, explicando un poco de dónde venía el nombre, pero al final se ha quedado como algo anecdótico.

Adrián Gámiz: Sí, el nombre del grupo se lo curró Mario. Me gustó mucho porque, además, ese personaje me encantaba. Al tercer integrante del grupo por entonces, que era Iván, no le gustó nada porque él no había visto la serie y no sabía en principio qué era un Lord Malvo. No le cuadraba. Pero a raíz de que le dijimos que viera la serie le gustó y se quedó ese nombre.

El año pasado subíais a Spotify vuestras tres primeras canciones: Dos días y tú, Aguas de azufre y Wild Night.

Adrián Gámiz: No nos vamos a tirar piedras en nuestro propio tejado, pero creo que esas canciones surgieron de la inexperiencia y de no saber hacia dónde queríamos tirar. Porque, obviamente, hay una diferencia abismal entre esas primeras canciones y las del EP. Compositivamente no nos lo tomábamos tan en serio como ahora.

Me intriga la historia que hay tras Wild Night: relaciones públicas, Cracovia, fiesta. Contad, contad.

Adrián Gámiz: Buena pregunta. Esa canción surgió porque Mario, otros dos colegas y yo fuimos hace tres o cuatro años a Polonia. Relata una noche que pasamos allí. Los relaciones públicas de Cracovia no te ofrecen lo mismo que los de plaza Uncibay. Allí no te llevan a discotecas, allí te llevan a clubs de alterne o a barras de stripper. A sitios así.

Mario: El tema es que esos relaciones públicas estaban en lo que viene a ser en Málaga la plaza de la Constitución. Y nos dijeron de entrar a un bar que estaba allí, en esa plaza, que se llamaba Wild Night y que, simplemente buscándolo en TripAdvisor, ya uno se puede hacer a la idea de cómo es. Nosotros tuvimos el error de buscarlo al día siguiente.

Adrián Gámiz: De hecho, el relaciones públicas nos dijo que entráramos, que nos ofrecía una copa gratis y tal. Nosotros creíamos que era un bar normal, pero cuando entramos nos dimos cuenta de que, efectivamente, no era lo que parecía.

Mario: En la canción se escucha una voz ajena que es la de una de las personas que vino con nosotros, mi primo, que dice algo como «illo, vámonos ya» porque él no quería entrar en ese sitio.

En este 2020 grabáis en los estudios Green Cross Blanco roto y el EP, que incluye Aamama y La ciudad, esta última compuesta durante el confinamiento de primavera. 

Mario: Sí, La ciudad está compuesta básicamente por WhatsApp, pasándonos audios y letras. No quedaba otra.

Supongo que sois conscientes de que Aamama es vuestro primer himno.

Adrián Gámiz: Quiero decir, antes de que Mario se explaye, que la gente se sabía ya la letra de Aamama en los conciertos en la que la hemos tocado. De primeras le entró tanto a la gente, se le quedó tanto en la cabeza, que nos pedían la canción sin estar grabada, sin estar disponible en ningún sitio. La gente la acogió como tú dices. A lo mejor es muy pretencioso decir que es un himno, pero para nosotros, dentro del ámbito del grupo, ya lo era.

Mario: A mí me cuesta mucho componer, en el sentido de que a lo mejor tengo una idea pero me cuesta mucho desarrollarla. Nunca sé por dónde empezar. Esta canción comenzó con el título. Me dije que estaría guay tener una canción que se llame Aamama. Se lo comenté a un amigo que también le gusta componer y me dio la idea de la rimita esta de «a mamá, a mamarla», que me hizo gracia. Y luego me pasó casi lo mismo que con Aguas de azufre, que en una noche hice la letra entera. De hecho, hace poco les pasé a estos una captura del mensaje que le mandé a Adri a las dos de la mañana mientras cantaba la canción súper flojito para no molestar a mis padres. La idea de la canción estaba muy guay y quería grabarla ya porque se me iba a olvidar. Así que la siguiente vez que fuimos a ensayar les enseñé los acordes y la tocamos entera. La canción habla de cuando una persona que nos gusta o que queremos pasa de nosotros, algo que a todos nos ha ocurrido alguna vez. Lo que me gusta mucho y me parece bonito de la canción es que al final es como decir «bueno, te tienes que quedar con tu madre». No sé, me parecía tierno dentro de una canción con garra. Y me gusta como ha quedado plasmado.

Adrián Gámiz: Es lo que dice Mario, es una letra que tiene garra, con eso de «a mamarla», pero luego combina con esos sintes que tiene tan blandos a lo Cariño, un poco horteras. Es un poco esa dicotomía la que intentamos buscar.

Mario: El personaje que la canta está resentido, completamente rechazado, pero con su orgullo dice «no, no, yo paso de ti». Pero del que están pasando es de él.

¿Cómo fue grabar en un estudio profesional?

Adrián Gámiz: Estamos muy contentos con ellos. Guille, el dueño de Green Cross, nos había dado clases. Elegimos ese estudio por encima de cualquier otro porque pensamos que para nuestro primer EP donde mejor nos iba a salir era en un ambiente en el que estuviéramos cómodos y con alguien de confianza. Lo prioritario era estar cómodo y con Guille fue todo súper bien.

Mario: Y, además, es que lo ha clavado. En dos o tres tomas grabamos todo.

Amador: Creo recordar que la que más por saco dio fue La ciudad, que tuve que hacer cinco tomas con la batería o una cosa así.

Mario: Sí, pero no porque estuviera mal. Amador es un pedazo de batería y los Adri llevan formándose mucho tiempo y son buenísimos. Yo he estudiado conservatorio, ya me jodería tener que repetirlo muchas veces. Sabía que íbamos a hacerlo rápido.

Amador: De hecho, en una tarde grabamos los instrumentales y empezamos con las voces, que las terminamos al día siguiente. Después metimos los arreglos que faltaban.

Adrián Romero: La grabación fue genial. Era la primera vez que me metía en un estudio a grabar instrumentos en directo. Yo estaba en un grupo de heavy metal donde trabajaba mucho con el teclado y el MIDI. Todo lo hacía en mi casa, se pasaba por instrumentos virtuales y ya el técnico lo mezclaba. Pero en Green Cross era la primera vez que me veía ahí sentado con el teclado para grabar. También era la primera vez que grababa la guitarra, que es un instrumento que me gusta pero con el que no estoy tan cómodo. Pero no había mucha preocupación y la grabación fluyó. Y creo que eso se puede escuchar en el EP. Todo suena bien porque todo salió bien.

Amador: De hecho, descubrimos el potencial de la voz de Adri en el estudio de grabación.

Adrián Gámiz: Claro, es lo que hemos dicho: Adri es el chico para todo.

Amador: Me refería también a ti. Le echaste mucha garra.

Adrián Gámiz: Era el momento.

Amador: Adrián Romero ha metido también muchas cosas de voces en el estudio.

Adrián Gámiz: Adri al final es que lo metió todo. Adri metió la guitarra, metió los sintetizadores, metió muchas de las percusiones, muchos coros.

Adrián Romero: Era mi momento para soltarme.

Debutasteis en directo en agosto del año pasado en Torre del Mar. ¿Cómo han ido los conciertos que habéis dado hasta el momento?

Adrián Gámiz: Hasta el momento hemos dado cuatro conciertos. Lo jodido es que los conciertos importantes venían ahora, por así decirlo, porque teníamos que haber tocado en la Velvet el pasado abril y en The Hall el 21 de noviembre. Eran actuaciones en salas con una buena acústica, con un buen técnico de sonido. Pero bueno, por lo demás no hemos podido tener un mejor comienzo en los conciertos. Fueron divertidos, súper bien.

Adrián Romero: Yo sí tenía alguna experiencia de tocar antes, pero lo de pasármelo tan bien en un escenario y estar tan suelto no me había pasado.

Mario: Los conciertos en esas salas también eran importantes porque hubiera venido a vernos gente ajena a nosotros. Lo normal es que en los primeros conciertos vengan a verte los amigos y tal, aunque en el último que dimos sí vino más gente de ‘afuera’.

¿Tenéis previsto algún concierto?

Adrián Gámiz: Tras las dos cancelaciones no queremos pillarnos más los dedos. En The Hall nos dieron la posibilidad de aplazar el concierto en vez de suspenderlo.

Amador: Sí, y había que empezar a tocar a las cuatro de la tarde.

Mario: Todo esto perturba mucho nuestra idea de concierto. Y encima te lo pueden volver a cancelar otra vez.

Adrián Gámiz: Además, los conciertos que hemos hecho hasta ahora han tenido un ambiente muy punk, en el sentido de que nos gusta mucho interaccionar con el público, movernos mucho. No somos gente que se quede estática. Si hay que dar un concierto sentado se da, de hecho lo íbamos a hacer y teníamos muchas ganas, pero choca con la forma de ver los conciertos que tenemos nosotros, también como público.

Mario: También es doloroso hacer que la gente escuche sentada Aamama. No es plato de buen gusto.

¿Qué repertorio lleváis en directo? ¿Tiráis de versiones?

Adrián Gámiz: Sí. Tenemos unos amigos que tienen un grupo, Gravity Groove, y hablábamos con ellos de esto, porque no son muy partidarios de hacer versiones. Dicen que si tienes canciones propias para qué vas a hacer versiones. Yo creo que nosotros, aunque tuviéramos un repertorio de cincuenta canciones, seguiríamos haciéndolas porque nos gusta hacer versiones de grupos a los que seguimos.

Amador: Con otro de mis grupos, y aun teniendo dos discos en la calle con diez o doce canciones cada uno, también metemos versiones para que la gente se anime.

Adrián Gámiz: Algunas de las versiones que hemos hecho son de canciones muy obvias. Por ejemplo, hicimos una de Cupido, otra de Carolina Durante, otra de Cariño. Ahora íbamos a hacer una de Él Mató a un Policía Motorizado.

En general, son versiones de grupos contemporáneos españoles más o menos recientes.

Mario: Es una manera de hablar de nosotros, de lo que nos gusta. Es a lo que nos gustaría que se nos asociara. También puede servir de carta de presentación. Pero lo principal es que las versionamos porque son canciones que nos gustan.

Adrián Romero: Los conciertos son bastante completos, porque hay muchas canciones inéditas que no están en Spotify. Eso también suma.

Adrián Gámiz: En la mayoría de los conciertos que hemos hecho metemos canciones propias que no están en ningún lado porque aún no ha dado tiempo a grabarlas o todavía no son versiones definitivas que nos hayamos animado a grabar. Así que en nuestros conciertos también hay muchas canciones que la gente no conoce.

Mario: Incluso descartamos canciones.

Amador: De hecho, ahora mismo hay dos canciones que no sé qué va a pasar con ellas, que están en el limbo, que no sabemos si tocarlas o no.

¿Tenéis pensado grabar un disco?

Adrián Gámiz: Uno de los planes a corto o medio plazo es hacer un disco. Pero eso requiere dinero, tiempo y estar muy seguro de las canciones que quieres grabar. Creo que merece más la pena pensarlo que correr y grabar un disco porque sí. Es una meta a largo plazo pero hay que pensarla bien, porque es una cosa que quedará ahí para siempre.

Volviendo a vuestros conciertos, ¿creéis que os dará una nueva oportunidad la señora que os decía desde la primera fila que erais malos para, poco después, cantar solemnemente Aamama?

Mario: El vídeo lo grabó un amigo, fue una casualidad. De hecho, y como exclusiva que te podemos dar, está sobre la mesa hacer un vídeo de Aamama. Y como idea erótica está conseguir que esa mujer aparezca en él. Alguna referencia a ella habrá seguro.

Adrián Gámiz: No sabemos quién es esa mujer, pero nos encantaría localizarla y pedirle que hiciera un cameo o yo qué sé, cualquier cosa.

¿Qué estáis escuchando últimamente?

Adrián Gámiz: El otro día estuve escuchando a Daniel Johnston, que falleció el año pasado. Nunca lo había escuchado y me transmitió mucho. Me dio una tristeza inmensa, fue muy doloroso. Lo comenté con Adri. Me pareció un súper descubrimiento. También estoy muy enganchado al último disco de La Trinidad.

Mario: Sí, nos gustan mucho La Trinidad. De hecho, el otro día estábamos ensayando en el local y empezó a sonar a toda hostia Tragedia nacional o alguna de estas, y es porque ahora ensayan en el local de al lado.

Adrián Gámiz: Son un grupo que suena muy bien. Nosotros estábamos tocando justo al lado y de repente los escuchamos. Nos dio un bajón que no veas.

Mario: Sonaban súper fuerte, se escuchaban por encima de nosotros. Sonaban de puta madre. Nos dio un poco de bajona.

¿Qué andas escuchando, Mario?

Mario: Últimamente estoy escuchando música de la escena independiente argentina. Vivo al lado de la playa y cuando voy a pasear por la tarde, ahora con esto de ir con las mascarillas y que si tienes que ir pronto, con la melancolía y que es casi invierno, pues las canciones de grupos como Él Mató a un Policía Motorizado, Niña Lobo, 107 Faunos o Bestia Bebé entran perfecto. Me serena y me encanta escucharlos frente al mar.

Adrián Gámiz: Es que Mario es el romántico del grupo.

Mario: Además, es una música que si tuviera otro acento no sería lo mismo. De hecho, teníamos la duda de si cantar con el acento argentino cuando íbamos a versionar a Él Mató.

Adrián Romero: Yo musicalmente soy un poquillo veleta. Estoy escuchando mucho los discos antiguos de Kool & the Gang y a Kiko Veneno. Estoy a full con Kiko Veneno.

Amador: Yo estoy últimamente a tope con la cumbia y la música electrónica.

Mario: ¿Algún artista en particular de cumbia, Amador?

Amador: Sí, tío. Estoy escuchando a Pijama y Yo y a Rombai.