
El éxito del pianista James Rhodes llegó tras la publicación de Instrumental. Memorias de música, medicina y locura, obra editada en nuestro país por Blackie Books a finales de 2015. En él relata una infancia marcada por los abusos sexuales a los que le sometió su profesor de educación física. Rhodes huye de casi toda afectación y elocuencia al hablar de su experiencia: en contraposición a los momentos inevitablemente lóbregos encontramos puñados de luz y esperanza cuando saltan a escena los nombres de sus compositores preferidos —Rajmáninov y el Adagio de Bach fueron los principales arquitectos de su particular tabla de salvación—, las canciones que le han acompañado desde su juventud o el sugestivo discurso que dedica a la necesidad de una urgente renovación en los recitales de música clásica.
Un año después publicaría Toca el piano, libro con el que pretende enseñarnos a interpretar el Preludio nº1 en Do Mayor de Bach en tan solo seis semanas. Para ello, dice, únicamente nos hacen falta las dos manos, un simple teclado o un piano Steinway y cuarenta y cinco minutos al día de práctica. También muchas ganas de lograrlo. Actualmente reside en Madrid, donde parece haber aterrizado ahuyentado por Londres y el Brexit. Entre los principales atractivos españoles para el británico, según cuenta Jesús Ruiz Mantilla esta semana en El País, se encuentran Goya, el músico Javier Perianes y el salmorejo.
Rhodes, que participó en abril en la tercera edición de La noche de los libros, viste en sus conciertos con vaqueros, camiseta y zapatillas, habla de las piezas que interpreta, firma ejemplares de sus libros. Es lo que hará el próximo lunes 7 de agosto en el Teatro Cervantes dentro de una sesión que servirá para cerrar el Festival Terral, que este año ha contado con Salif Keita, Rachid Taha, Dulce Pontes o Franco Battiato, entre otros grupos y artistas. La gira de Rhodes se extiende al Festival de Peralada (día 11) y a Cartagena (día 13), para, ya en otoño, dar el salto a México, Alemania, Reino Unido y Portugal.