Vito Sanz y Silvia Marsó, en un momento de la representación. Coral Ortiz / Teatro Español

Quien más, quien menos es consciente de que la aparición de un cadáver en cualquier ficción es un punto de partida válido para irse por las ramas y deambular hasta perder de vista a todo dios. A ese pretexto, a esa coartada para divagar sobre lo humano, lo divino y lo de más allá, se le conoce como macguffin. El término, al parecer acuñado por Alfred Hitchcock, hace referencia a una excusa argumental que impulsa la trama pero que, por sí misma, carece de relevancia alguna. Es la expresión que ha escogido el dramaturgo y director valenciano Víctor Sánchez Rodríguez para referirse al arranque de La Florida, montaje que se estrenó a comienzos de diciembre en las Naves del Teatro Español en el Matadero de Madrid, donde permanecerá hasta el próximo 22 de enero.

Sánchez Rodríguez dirige y firma el texto de un relato que echa a andar a lo Sunset Boulevard: un cuerpo sin vida flota en la piscina de un desolado y sórdido bloque de apartamentos situado en algún punto indeterminado del Levante español, concretamente en una de esas zonas que transitan con insultante placidez y sin remedio desde el colorido hormigueo estival a la melancolía invernal. Cuenta el autor de la obra que a la hora de buscar localizaciones para ubicar La Florida rondaban por su cabeza poblaciones como La Pobla de Farnals o Nova Canet, «donde el feísmo arquitectónico aflora» pero siempre «con la belleza persistente del mar enfrente». Y es ahí, entre el desaliño y lo sublime, donde se desenvuelve la crónica de un suceso cuyo propósito, según Sánchez Rodríguez, no es otro que el de «plasmar las corrientes subterráneas del presente, lo que está pasando, lo que me da miedo».

Al igual que ocurría en Twin Peaks —la creación de Lynch y Frost parece inspirar ciertos mecanismos de La Florida, aunque pueda no resultar tan evidente—, es un asesinato lo que «trastoca una familia, una sociedad o un pueblo» y hace que comience «a aflorar la corrupción que hay detrás del acto asesino». El desarrollo de la acción aúna humor y drama, narrativa negra y policíaca, amor y absurdidad; una saludable combinación de géneros y elementos que, sin embargo, aquí parece perder pie y diluirse por momentos al querer abarcar abundante material y apuntar a múltiples objetivos: la trama se encalla y difumina para, transcurridos unos minutos, volver a enderezarse y seguir caminando con cierto brío.

Los pequeños resbalones apenas empañan la representación gracias a un notable elenco compuesto por Vito Sanz, Amparo Fernández, Lorena López y una Silvia Marsó descarada, exultante y cantante, especialmente en los primeros compases de la función. Mención aparte merece Francisco Reyes en el papel de Abdón: con qué aparente facilidad —un gesto aquí, una inflexión vocal allá— es capaz de arrancarnos la carcajada para, a la de ya, adoptar un aire grave y desvelar algunos de los misterios que esconden los inquilinos de La Florida, territorio grisáceo y destartalado en donde, a pesar de todo —o precisamente por ello—, la naturaleza humana se muestra siempre fértil.


La Florida. Octubre Producciones y Teatro Español. Texto y dirección: Víctor Sánchez Rodríguez. Con Silvia Marsó, Vito Sanz, Lorena López, Francisco Reyes y Amparo Fernández. Naves del Español en Matadero de Madrid, del 8 de diciembre de 2022 al 22 de enero de 2023. Más información | Entradas