
No están injustificadas las recurrentes comparaciones entre Eric Gales y Jimi Hendrix, siempre salvando las debidas distancias. Más allá de su manera de empuñar la guitarra —como si de un zurdo se tratase—, encontramos también similitudes en su registro vocal, en la forma en que prende fuego a su repertorio o en sus asombrosas virtudes, claro, a las seis cuerdas. El de Memphis presentaba ayer su último disco, Middle of the road, abrigado por la batería de Aaron Haggerty, el órgano y el bajo de Dylan Wiggins y las percusiones, coros y vitalidad de su esposa, LaDonna; compañeros vigorosos que se muestran contundentes atrás mientras Gales no deja de arrancar una virguería tras otra de su chistera particular. Alentando de forma constante a un público que se resguardó en la Trinchera de un miércoles antipático y desapacible, el guitarrista cosió composiciones propias con retazos de clásicos incombustibles como Voodoo child (Hendrix), Kashmir (Led Zeppelin), Back in black (AC/DC) o el (Don’t fear) the reaper de los Blue Öyster Cult. El músico llega hoy a Valencia (16 Toneladas), mañana a Vitoria (Hell Dorado) y el sábado 24 a Piloña (AMC Bocanegra, día 24). Al mal tiempo, Eric Gales.