
En verano, la provincia de Málaga destaca por una sobresaliente apuesta por la música en vivo que se desarrolla en muy diferentes formatos y localidades y tiene como protagonistas a distintos artistas, géneros, estilos y públicos. Uno de los ciclos más veteranos es el Festival Cueva de Nerja. Surgido en 1960, en la actualidad ha tomado como centro el Auditorio Manuel del Campo, ubicado en los jardines exteriores. En este 2023, evidencia una destacada presencia femenina y un acercamiento al humor y la danza. Así, en su fantástico cartel, compuesto por catorce eventos, en primer lugar se pueden destacar nombres como los de María Peláe, Diana Navarro, Niña Pastori, Luz Casal, Vanesa Martín, Sara Baras, Pastora Soler y María José Llergo. También es oportuno mencionar las propuestas de Miguel Poveda, otras protagonizadas por ilustres veteranos -Les Luthiers, Raphael, Los Morancos-, un musical -Tadeo Jones- y, por último, una especie de tributo -Mecano Experience-.
El viernes 14 de julio fue el turno de María José Llergo. La cordobesa (1994) realizó una de las últimas paradas de la gira de presentación de su primer disco, Sanación (Sony Music, 2020), ya que, como comentó, pronto podrá dar más datos de su nuevo trabajo. La de Pozoblanco ofreció un concierto de unos setenta y cinco minutos de duración en el que evidenció algunas de las cualidades y virtudes que han hecho de ella uno de los referentes de la actualidad: simpatía, cercanía, humildad, sinceridad, libertad, dulzura, inteligencia, sensibilidad, una voz plena en matices, potencia, capacidad de transmisión y belleza, ángel, duende, carácter, musicalidad, amor por su tierra, respeto a los mayores y a la tradición, apuesta por el mundo rural, vanguardia, acento, compromiso…
Aunque en un primer momento el instrumento que eligió para formarse fue el violín, también se aproximó al mundo del flamenco gracias a sus abuelos. A continuación, se formó en la ESMUC de Barcelona. Como compositora, parece elegir en mayor medida tempi lentos o medios y alude en sus temas de forma principal al amor, la incomprensión, las injusticias e hipocresías de la sociedad actual y otros muchos temas. Ya se ha alzado con varias distinciones, entre las que destaca el Premio Odeón a la Artista revelación flamenca en 2020, el Premio Cordobesa del año (2021) o el Goya a la Mejor Canción Original por Te espera el mar, incluida en la película Mediterráneo, en 2022.
María José se presentó en el escenario del Cuevas de Nerja en formato camerístico acompañada por el guitarrista Paco Soto y Miguel Grimaldo al teclado y a la electrónica. Muestra de su carácter es el hecho de que compartió el aplauso con ellos y los nombró en infinidad de ocasiones. Apuntó al inicio que había visitado de niña este monumento natural y, ya como intérprete profesional, le hacía especial ilusión regresar para devolver como profesional para devolver parte de la belleza que disfrutó en aquel momento y que recordaba. Lo señalaría de nuevo de forma poética en la última canción.
Arrancó la velada, plena en cualidades vocales, a dúo con Paco Soto, también destacado en calidad instrumental, versionando el bolero de Julio Brito que popularizó Antonio Machín Mira que eres linda. Lo enlazó, granaína mediante, con la Canción de soldados de Chicho Sánchez Ferlosio. Siguió camino con Al gurugú, de la Niña de los Peines, y la primera canción propia de la noche, Que tú me quieras. Toda una declaración de intenciones e influencias.
Ya con Miguel Grimaldo en escena, fue el turno de La luz, una subrayada Tu piel y Mi nombre. También dejó espacio a nuevos temas, como Tencontrao y Rueda rueda, sin olvidar un nuevo homenaje en forma de versión de la Nana del caballo grande, de Ricardo Pachón y Federico García Lorca, llevada al Olimpo por Camarón. Ya en la recta final y entre simpáticas presentaciones, más canciones propias (Me miras pero no me ves, A través de ti y Nana del Mediterráneo).
María José Llergo terminó el concierto no sin antes agradecer su presencia a los asistentes. Incluso en un divertido diálogo, preguntó la hora que era, ya que parece que la velada pasó como un suspiro para ella, interpretando Pena, penita, pena, el clásico de Quintero, León y Quiroga que llevó a la popularidad Lola Flores. Como bis y cierre de un recital pleno en sentido, sensibilidad, cercanía, inteligencia y voz, la Canción de las simples cosas, de Armando Tejada y César Isella, que interpretaron, entre otras, Mercedes Sosa y Chavela Vargas. El tema indica en su verso final que «uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida». Tomando la acepción de historia, relevancia, veteranía y grado implícita en el adjetivo viejo, tanto el enclave como el Festival Cueva de Nerja y la propia población malagueña son tres claros ejemplos a los que es oportuno regresar.