
La gira Mediterráneo da capo está protagonizada por el disco más popular de Joan Manuel Serrat, sí, pero el espectáculo abarca todo un homenaje al mar; el mismo que viene y va, incansable, lamiendo orillas por todo el mundo. No ha querido su autor, con 74 primaveras en su haber, esperar, según cuenta, a celebrar la cifra redonda que supondría el medio siglo transcurrido desde la edición de Mediterráneo en 1971; ha preferido ser prudente, admite, y anticipar los acontecimientos. En el escenario, y escoltado por un sexteto integrado por David Palau (guitarra), Tomás Merlo (bajo), Vicente Climent (batería), Ricard Miralles (piano), Josep Mas (teclados) y Uxia Amargós (viola), Serrat se mostró locuaz: evocó batallas y escarceos, defendió la palabra —escrita y hablada— y prologó parsimoniosamente composiciones como Penélope, Menos tu vientre o Tío Alberto.
El concierto se inició con un repaso desordenado a las diez canciones que componen el álbum —primorosos arreglos incluidos— para, en una segunda parte que inauguró la imperecedera La mer de Charles Trenet, continuar surcando el mar y la mar capitaneados por Alonso Quijano y acompañados de Antonio Machado, de Miguel Hernández y de una luna que ayer, tímida, jugaba al escondite sobre nuestras cabezas. «Todo pasa y todo queda», recitó anoche el noi del Poble Sec, «pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar». Que así sea.