
Tras el aplazamiento del certamen el pasado 10 de marzo debido al coronavirus, el Festival de Málaga ha convocado el próximo viernes 5 de junio su consejo de administración con el objetivo de proponer el Plan Director de la 23 edición, que prevé su celebración del 24 al 30 de agosto con la posibilidad de adelantar su inicio si otros eventos ciudadanos importantes para la ciudad, como la feria, tuvieran que suspenderse.
Este Plan Director constituye la hoja de ruta actual del festival y se complementa con un Plan de Producción Técnico, adaptado a las condiciones de seguridad impuestas por la pandemia de la Covid-19, que deberá ser aprobado posteriormente por las autoridades sanitarias. El objetivo es desarrollar una programación en donde primará el ‘cine’ (exhibición) sobre el ‘evento social’, suprimiendo encuentros colectivos, actos lúdicos y cualquier otra actividad que suponga aglomeración de público, así como la sustitución de la alfombra roja por un photocall reservado a los medios de comunicación.
Tres razones fundamentales, asegura la organización del festival en un comunicado, llevan a defender la necesidad de desarrollar la 23 edición en agosto: lo esencial del encuentro entre público y sector, el apoyo a la producción audiovisual y la inversión que supone su celebración desde el punto de vista socioeconómico, generando riqueza, empleo, desarrollo empresarial y un importante retorno de imagen de marca para la ciudad.