
El Museo Carmen Thyssen Málaga vuelve a abrir sus puertas al arte colorista y vibrante de Joaquín Sorolla. Si en 2016 fue una selección de gouaches y dibujos la que dio testimonio de su segundo encuentro en 1911 con un entorno nuevo y fascinante, la ciudad de Nueva York, ahora es la localidad alicantina de Jávea la protagonista de la nueva exposición Sorolla en Jávea. La muestra, comisariada por Enrique Varela Agüí, director del Museo Sorolla, se podrá visitar en la Sala Noble de la pinacoteca hasta el próximo 16 de enero.
Aunque se recogen algunos de los trabajos realizados por Sorolla en Jávea en los años 1898 y 1900, la colección, compuesta por casi una treintena de obras entre lienzos y notas de color, se centra especialmente en el año 1905, fecha en la que pinta también Rocas de Jávea y el bote blanco, cuadro en el que se ilustra a la perfección la transformación del lenguaje de Sorolla a través de su contacto con el paisaje de Jávea. Esta obra, expuesta en la Colección permanente del Thyseen Málaga, fue el resultado de su última campaña pictórica en un verano de grandes logros artísticos y es el origen de este proyecto expositivo. Con él se contextualiza una de las obras maestras de la Colección del Museo, explicando con detalle el entorno en que surgió y el camino de transformación que llevó a Sorolla a su maestría como pintor de la luz que Rocas de Jávea y el bote blanco demuestra. Se trata, además, de un proyecto de investigación más amplio que dará sus frutos en una próxima publicación.
Las estancias estivales de Sorolla en la localidad alicantina entre 1896 y 1905 supusieron un catalizador para que el pintor alcanzase la madurez de su estilo más reconocido. En Jávea se interesa por el paisaje, con el cabo de San Antonio como protagonista de varios de sus lienzos y apuntes, por los colores y reflejos en el mar y el cielo, que pinta una y otra vez buscando captar su luz efímera, y por los juegos del agua y la vibración de sus colores sobre figuras de bañistas en el mar, como demuestra el lienzo Nadadores, imagen principal para la difusión de la muestra.
Asimismo, en la producción de esta época se descubre a un Sorolla exquisito que domina la luz y el color con extraordinaria maestría. Un pintor en plenitud creativa inmediatamente antes de su gran exposición en 1906 en la galería Georges Petit de París, que marcaría el inicio de una carrera internacional que le convertiría en el pintor español más exitoso de su tiempo.
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