
La muestra Trozo de piel. Cela-Picasso, pasiones compartidas está compuesta por un centenar de documentos, ediciones y obras de Picasso (cerámicas, ceras, litografías o grabados) que resumen su amistad con Camilo José Cela. La exposición cuenta con la colaboración de la Colección Gabarrón, propietaria del legado del artista, y se podrá visitar hasta el próximo 31 de mayo de en la sala de exposiciones temporales de la Fundación Picasso en la plaza de la Merced.
Cela viajó a Cannes el 1 de agosto de 1958 para conocer a Picasso con la intención de dedicarle un monográfico en Papeles de Son Armadans, revista cultural editada en Palma de Mallorca que dirigía el escritor. Fue Miró, que ya protagonizó un número de esta publicación, quien proporcionó el contacto de Picasso a Cela. El escritor se trasladó a la ciudad francesa y, pese a que los primeros intentos por aproximarse al pintor malagueño resultaron infructuosos, en cuanto se conocieron congeniaron al instante. El origen gallego de Cela atrajo la simpatía de Picasso, que estudió Bellas Artes en La Coruña. Además, ambos compartían una personalidad inconformista y provocadora que trascendía a sus propias creaciones.
A partir de ese primer contacto, las colaboraciones fueron continuas. Testimonio de estos encuentros y del trabajo en común son los 173 documentos que refrendan su amistad y una serie de encuentros en Francia que se sucedieron durante varios años. Este vínculo se completa con la publicación del citado número especial de Papeles de Son Armadans; el poemario de Picasso Trozo de piel (1960); una curiosa exposición de obras del artista malagueño en Mallorca organizada por el propio Cela; y ocho de los dibujos a la cera que Picasso realizó cuando el escritor gallego cumplía 45 años. La muestra, comisariada por Javier Pérez Segura, se completa con una selección de cerámicas y grabados de Picasso pertenecientes a la Colección Gabarrón que ahondan en la amistad que mantuvieron durante años los dos creadores.